Universidad de verano de la ANSE

Después de 20 años, la ANSE (Asociación de Organizaciones Nacionales para la Supervisión y el Coaching) ha vuelto a organizar su Universidad de Verano anual en Hungría, esta vez en Budapest.

Como parte de la colaboración con las otras dos asociaciones europeas (ANSE y EMCC) la junta de la EASC recibió una invitación para unirse al programa.

Como Amina Eperjesi vive en Budapest, era obvio que iría, pero por suerte no tuvo que ir sola, otro miembro de la junta, la tesorera de la asociación, Mechthild Müller, se ofreció para volar desde Alemania y participar. Ambas pudieron participar los dos primeros días.

El lugar de celebración fue el hermoso edificio de la Universidad Károli Gáspár de la Iglesia Reformada de Hungría ‒originalmente un palacio construido por la familia Károli entre 1881-1885 en estilo neorrococó‒ que proporcionó un ambiente elegante al evento.

Los participantes procedían de toda Europa, de más de 20 países, y fue reconfortante conocer a tantos colegas dedicados al coaching y la supervisión. El idioma común fue el inglés. Todas las sesiones ‒tanto las conferencias como los talleres‒ se celebraron en inglés sin necesidad de traducción.

Sijtze de Roos, expresidente de ANSE y de la Asociación Holandesa de Supervisores y Coaches, pronunció el primer discurso de la apertura, en el que echó la vista atrás 20 años, a la primera Universidad de Verano de ANSE, celebrada también en Hungría. Mientras él hablaba, nosotros íbamos viendo fotos del evento de cada año en una ciudad diferente de Europa.

En el momento de la inscripción, todos los participantes fueron organizados al azar en pequeños grupos de reflexión ‒los llamados grupos de origen‒, de modo que después de cada sección se ofreció un tiempo para que los grupos de origen se reunieran y reflexionaran sobre lo que habían escuchado. Nos pareció una buena idea, ya que crea vínculos entre los miembros de un grupo y permite asimilar y reflexionar sobre lo ocurrido en cada fase antes del siguiente acto.

El martes por la mañana nos apuntamos a distintos talleres. El que más me gustó fue un taller sobre cómo utilizar e integrar el arte en nuestro trabajo de coaching y supervisión. Nos ofrecieron varias herramientas ‒como diferentes tipos de pintura, tiza, lápices de colores, papel de aluminio, arcilla, espejos y cuerda‒ y nos pidieron que respondiéramos a preguntas como cómo experimentamos el mundo que nos rodea y cómo vemos el papel de la supervisión y el coaching. Este ejercicio me pareció muy liberador, no había limitaciones en cuanto a lo que podíamos hacer, el único límite era el tiempo: teníamos unos 20 minutos para crear algo. La imagen anterior es lo que yo creé.

Durante la semana que duró el evento hubo muchos talleres para elegir, pero nos gustó mucho la idea de que los talleres se repitieran para no tener que perderse ninguno.

Nos sentimos bienvenidas e incluidas, e incluso tuvimos ocasión de debatir algunos próximos pasos estratégicos con la presidenta de la ANSE, Miriam Ulrich. La experiencia reforzó nuestra creencia en la cooperación y la colaboración como el camino hacia el futuro de nuestra asociación y seguiremos trabajando en diversas formas de poner en práctica esta creencia hacia una fuerte presencia del coaching y la supervisión en Europa.

Amina Eperjesi